LA TERCERA CONSULTA

– ¡Buenos días Blandino, buff! disculpa el retraso, esto, pero es que he tenido que atender de urgencia a un paciente ehhh, y menos mal que al final he podido solucionarlo todo rápidamente que si no, esto ¡no veas la que se podía haber liado!

– Buenos días Doctor, no se preocupe por mí por favor que no pasa nada ¡solo faltaba eso! pues ¿qué ha pasado Doctor? ¡si no es indiscreción claro!

– Vamos a ver Blandino, lo que no te puedo dar son nombres ¿verdad? en fin, ya sabes, pero por lo demás no hay problema hombre, esto, déjame que me siente y respire un poco y te cuento, ehhh ¡¡¡Mari, ponte un carajillo guapísima!!! ¡jeje! bueno, vamos a ver, verás Blandino, pues nada, ehhh que resulta que cuando venía para acá ¿verdad? me llaman al móvil, y era la mujer de un paciente que tuve hace tiempo y que se dio de baja por su cuenta ¿entiendes? esto, quiero decir, que no estaba bien ni mucho menos ¿entiendes? pero que dejó de ir a la consulta, en fin, que claro, lo que tenía que pasar, a ver, que éstas cosas de la cabeza es lo que tienen, que a veces el paciente se cree que ya está bien, y no hace caso del especialista, y claro, luego ocurre el desastre ¿entiendes?

– Pero ¿que ha pasado algo malo, Doctor?

– ¡Pues casi Blandino, ha faltado el pelo de un calvo! a ver, resulta que al hombre éste, pues que se le ha ido la olla y que se quería suicidar ¿entiendes? esto, y menos mal que su mujer me ha llamado a tiempo para que me acercase a su casa ¿entiendes? y he llegado antes de que lo hiciera, que si no, pues ya ves, pedazo cuchillo que tenía ¿entiendes? ¡¡¡Mari, ese carajillo!!! bueno, pero que al final pues eso, que he hablado con él y le he podido tranquilizar ¿verdad? total, que al final todo se ha quedado en un susto ¿entiendes?

– ¡Buáh ¿pero y entonces, ahora el hombre ése se ha quedado allí en su casa con la mujer, los dos solos, sabe lo que le digo, y si le vuelve a dar la idea, qué hace la mujer, le tiene que llamar otra vez a usted?!

– Ehhh ¡no hombre que va, si ha ido la policía y ellos ya se hacen cargo de todo! ¿entiendes?

– ¡¡Tengo más clientes sabes, a ver si te crees que vas a llegar el último y te voy a servir el primero eh!!

– ¡Hombre Mari, vamos a ver, no te pongas así, que tampoco es para tanto!

– ¡Bueno anda toma, tu carajillo, que no tengo tiempo para tonterías!

– ¡Esa es mi Mari, alegría!

– ¿Alegría? pues hijo, no se dónde me ves tu la alegría, porque vamos.

– ¡Pues dónde va a ser Mari, dónde va a ser, pues en tus ojos, en tu pelo y en tu traselo, jeje!

– ¡Que idiota!

– ¿Te has fijado Blandino? jeje, poco a poco la voy llevando más al límite, tengo que hacerlo así para conseguir llegar a ella y poder curarla ¿entiendes?

– Hombre pues yo, no se, estas cosas son muy complejas para mí ¿sabe lo que le digo? y la verdad es que me pierdo, vamos, que como no tengo ni idea de psicología ni nada de eso, pues eso ¿sabe?

– ¡Dejaré de saber Blandino, dejaré de saber! en fin bueno, pues me enciendo un cigarrito, y si te parece vamos contigo eh, que si no, se nos va a pasar la hora y no me vas a contar nada de ti ¿entiendes? y que al fin y al cabo es para lo que estamos aquí ¿verdad? esto, vamos a ver, hasta ahora ya me has comentado algo sobre tu infancia y sobre tu adolescencia ¿verdad? y ya he observado ciertos matices muy interesantes que más adelante iremos comentando ¿entiendes? ahora de momento prefiero que me sigas contando más cosas sobre ti ¿entiendes? esto, esas fiestas de las que me has hablado ¿continuaron después de la adolescencia?

– Hombre pues, en realidad, a ver que recuerde, bueno pues, las fiestas en casa duraron hasta que hice la mili y, bueno, si claro, y durante la mili también claro ¡eso, eso! que fue precisamente cuando conocí a María de Día claro, en una de esas fiestas ¿sabe lo que le digo?

– Ehhh, perfecto Blandino, pero vamos a ver, a esas fiestas ¿no me dijiste que ibais siempre los mismos amigos?

– Hombre pues, los mismos amigos sí, pero las amigas cambiaban de vez en cuando ¿sabe? ¡la verdad es que nunca he entendido bien a las mujeres, porque de pronto decían que eran tus amigas, y además, que se les notaba que lo pasaban bien ¿sabe? y sin embargo cuando menos te lo esperabas, dejaban de venir! ¿sabe? y entonces mis amigos no tenían más remedio que buscar a otras amigas ¿sabe? menos mal, que como eran todos buenos chicos, pues pronto encontraban a más amigas, y la verdad es, que todos los fines de semana habían bastantes chicas ¿sabe? incluso normalmente más que chicos ¿sabe lo que le digo?

– Entiendo Blandino, entiendo, pero dime, me has dicho, ¿María de Día? ¿de Día, es el apellido?

– ¡No Doctor que va! es que María de Día trabaja de día ¿sabe? y luego esta María de Noche, que trabaja de Noche ¿sabe lo que le digo?

– Esto, pues no Blandino, la verdad es que no, vamos a ver, vamos paso a paso ¿entiendes? a ver, cuéntame.

– Pues mire, resulta que durante la mili ¿sabe? pues cuando iba a casa el fin de semana, bueno ¡cuando podía ir claro! pues seguíamos haciendo las fiestas como siempre ¿sabe? y pues eso, que en una de ellas fueron nuevas amigas, y entonces fue cuando conocí a María de Día ¿sabe lo que le digo? que no es que se apellide de Día, lo que pasa es que como actualmente vivo con María de Noche ¿sabe? pues para distinguirlas las llamo así, bueno, que la otra María que le digo tampoco es que se apellide de Noche ¿sabe lo que le digo? pero que como las dos se llaman María, pues yo así en confianza con ellas ¿sabe? pues las llamo María de Día y María de Noche ¿sabe lo que le digo?

– Pues ya me he vuelto a perder Blandino, a ver, conociste a María de Día, y ¿qué pasó?

– Ah, pues que me enamoré por primera vez en mi vida, fue un flechazo tremendo ¡y además, por parte de los dos! ¿sabe? fue maravilloso, yo nunca había sentido algo así ¿sabe? vamos, que ni me imaginaba que eso se pudiese sentir ¿sabe lo que le digo?

– ¿Y qué paso, que la dejaste después por María de Noche?

– No que va, si lo que pasó fue pues, lo que tiene que pasar cuando dos personas están tan enamoradas ¿sabe? pues que el flechazo fue tan grande por parte de los dos, que no me supe controlar y claro, la dejé embarazada ¿sabe lo que le digo?

– Esto, vamos a ver ¿y cuánto tiempo llevabais saliendo cuando la dejaste embarazada?

– Esa noche ¡Buáh, si ya le digo que fue un auténtico flechazo! ¿sabe lo que le digo? verá Doctor, yo no tomo alcohol así de normal ¿sabe? como ya le dije, mis padres me dieron una muy buena educación, y ya se encargaron bien ellos de que yo supiera que el alcohol, el tabaco y todo eso es malo para la salud ¿sabe? pero aquella noche no sé qué me paso, que me dejé llevar, y tomé de lo mismo que tomaba María de Día ¡un cubata de esos! ¿sabe? ¡buáh! el caso es, que como el flechazo fue tan fuerte, cuando desperté a la mañana siguiente, María de Día y yo estábamos en la misma cama y como Dios nos trajo al mundo ¿sabe? fue maravilloso la verdad.

– O sea, para que yo me entienda ¡que estuvisteis toda la noche haciendo el amor ¿no?!

– ¡Bueno, bueno, Buáh! por lo que me dijo María de Día, fue tremendo, pero además para los dos ¿sabe? ella me contó ¡hombre! un poco así por encima también ¿sabe? claro, porque a la pobre pues le daba vergüenza claro, pero que por lo visto fue algo espectacular, ¡hombre, hay que tener en cuenta, que para ella también fue la primera vez claro!

– Ah, pero es que ¿hasta entonces tú no habías hecho el amor?

– ¡Por supuesto que no Doctor, si ya le digo que fue la primera vez que me enamoré, que va, que va!

– Ya bueno, entiendo, pero vamos a ver ¡¿y para ti?! ¡¿cómo fue esa primera vez para ti?!

– Hombre, pues ya le digo, para mí, pues por lo que me dijo María de Día, pues igual que para ella, divino ¡eso, eso, ya me acuerdo, divino, eso es lo que ella decía, divino!

– ¡¡Ya Blandino, ya, lo que fue para María y lo que dijo María ya lo tengo claro ¿entiendes? pero lo que quiero saber ahora es tu opinión Blandino ¿cómo fue para ti aquella primera vez? pero según tú, no según ella ¿entiendes Blandino, entiendes?!!

– Hombre pues, no, si ya, pero lo que pasa es, que como yo bebí, pues cuando desperté, pues no me acordaba de casi nada ¿sabe lo que le digo?

– ¡Vamos a ver Blandino, pues no sé, háblame sobre lo que recuerdes y ya está, no pasa nada!

– Pues si es que recordar, así lo que se dice recordar ¿sabe? pues, recuerdo, pues eso, lo que siente uno al enamorarse supongo, recuerdo que la vi, y sentí una cosa así por el estómago, y unas ganas de, yo que sé, de estar con ella ¿sabe? así como si una fuerza interior me empujase a estar junto a ella ¿sabe lo que le digo? y nada, estuvimos hablando, y después cuando nos pusimos a bailar así juntos ¡bueno, eso ya fue, buff, me puse muy nervioso ¿sabe lo que le digo? como nunca me había puesto! ¿sabe? y claro, como seguía bebiendo de su cubata y eso ¿sabe? pues, que ni corto ni perezoso, me lancé y la besé ¿sabe? y bueno, a partir de ahí ya, si que me puse nervioso ¿sabe?, y después estuvimos bailando suelto dando saltos ¡Buáh! yo ya estaba que no vea usted ¿sabe? y mis amigos, pues, como nunca me habían visto antes así con ninguna chica y eso ¿sabe? quiero decir, tan nervioso vamos, pues que no dejaban de animarme ¿sabe? ¡buáh! aquello fue tremendo ¿sabe? y ya para colmo, después, cuando pusieron otra vez las lentas ¡buáh! entonces ya fue cuando me lancé y la besé en la boca ¿sabe? pero claro, como para ella también era la primera vez ¿sabe? pues no sabíamos bien cómo hacer eso de la lengua y eso ¿sabe? menos mal que ella pues en fin, ya sabe usted que las mujeres para estas cosas, pues, que saben controlarse mejor que nosotros y todo eso, y entonces, pues ella me iba diciendo, a ver, pues vamos a probar así y así ¿sabe? y yo no sé por qué, creo que debe de ser cosa del amor y eso, pero es que todo lo que ella decía de probar y eso ¿sabe? bueno, pues a la primera ¿sabe? no sé, pero a mí me sabía a gloria bendita, y yo cada vez más nervioso y cada vez más nervioso ¿sabe? y bueno, pues que como seguía bebiendo de su cubata, pues, que así lo último que recuerdo es, que estábamos bailando muy pegados, muy pegados, y que todo estaba muy oscuro ¿sabe? y que yo estaba que ¡buáh! en fin, que ya se puede usted imaginar cómo estaba yo ¡póngase en mi lugar, Doctor! y entonces ya cuando me desperté, ahí en la cama con ella, bueno, la verdad es que antes de que ella me lo dijera, yo ya me imaginaba lo que le había hecho a la pobre ¿sabe? pero menos mal que como ella estaba muy contenta y me dijo que había sido divino ¿sabe? pues yo ya me tranquilicé y eso ¿sabe? además, me dijo que yo había sido muy tierno y que a penas le había hecho daño, ya sabe ¡fui tan cuidadoso, que ni siquiera sangró ¿sabe?! hombre, yo ya sabía, que la primera vez para una mujer es muy especial, lo único que lamento es no poder recordar nada después de los besos ¿sabe? claro, como cuando bebo alcohol luego no recuerdo nada ¿sabe? bueno no sé, ¡hombre, también he pensado, que quizás usted me pueda hipnotizar o algo de eso para que yo recuerde! ¿sabe? recordar esos momentos tan maravillosos sería para mí realmente fantástico, no sé vamos ¡pero que tampoco quiero yo ponerle en ningún compromiso! ¿sabe?

– Yo no soy ningún hipnotizador Blandino, pero no te preocupes, que para cuando acabe contigo, seguro que serás capaz de recordar aquella noche, ya verás como sí hombre, ¡ah! y a propósito Blandino ¿cómo vas de tus mareos?

– Hombre pues, la verdad es que de momento siguen igual más o menos ¿sabe?, bueno, lo que sí he notado últimamente es una especie de tic nervioso en el párpado izquierdo ¿sabe lo que le digo?

– Ehhh bueno, eso es normal, es uno de los típicos síntomas del Síndrome que padeces ¿entiendes? todo eso también te se irá pasando según vayas superando a Diezmójenes, esto, tú no estás muy acostumbrado a hablar con la gente ¿verdad?

– Hombre pues, hablar así mucho pues, no sé, ahora que lo dice, creo que no, bueno, ahora que lo pienso, la gente que conozco pues si que es verdad que habla más que yo ¿sabe? bueno, me parece que sí, la verdad es que me parece que he hablado con usted más que en toda mi vida ¿sabe? ¡eso, eso, sí, seguro! seguro que he hablado con usted más que en toda mi vida, qué curioso, no se me había ocurrido ¿cómo lo ha sabido? ¡buáh! ¡y luego dicen que los psicólogos no se enteran de nada ¿sabe? bueno, ya me entiende, que son todos unos farsantes y eso! ¿sabe lo que le digo?

– Pues, sí que sé Blandino, y por eso para esta semana te voy a mandar deberes ¿entiendes?

– ¡Eso, eso, que hable mucho con la gente! ¿verdad que sí?

– ¡Pues no exactamente Blandino! ¡lo que quiero es que a partir de ahora cuando hables! ¡¡nunca!! ¡¿entiendes?! ¡¡nunca!! ¡pronuncies sabes! ehhh, y ¡ni sabes lo que te digo, tampoco! ¿entiendes?

– ¡Ah bueno ya, ya voy entendiendo, claro, claro! usted quiere poner a prueba mi subconsciente, claro, claro, con razón hablan tan bien de usted, que parece que está ahí como si fuera una persona normal, y luego resulta que en realidad está trabajando mentalmente sin parar y sin que los demás nos demos cuenta ¡eh! ¿sabe lo que le digo?

– ¡Sabe lo que le digo no, Blandino! ¡sabe, no! ¿entiendes?

– ¡Buáh, es verdad, ya he vuelto a caer!

– Perfecto Blandino, eso es lo que quiero, que te des cuenta, te costará un poco ¿entiendes? bueno, bastante diría yo, pero tú insiste porque es importante ¿entiendes? ¡es muy importante!

– ¡Hombre Doctor, por supuesto, entiendo perfectamente! ¿sabe? ¡hay! ¡jolín! pero que no se preocupe ¿sabe? ¡¡hay!! ¡¡jolín!! bueno, que para el siguiente día, ya verá como no se me escapa ni un ¿sab? ¡jolín! ¡¡ha visto, ha visto, ya voy aprendiendo eh, buáh!!

– Perfecto Blandino, esto, vamos a ver, poco a poco, en fin, por hoy se nos ha acabado el tiempo, el lunes que viene continuamos si te parece ¡eh! esto ¡¡¡la cuenta Mari!!!

– ¡No por favor Doctor Psicólogo, faltaría más, encima! ¿sab? ¡¡jolín!! ¡deje, deje, que ya pago yo, de verdad!

– ¡Vamos a ver Blandino, tampoco es cuestión de que pagues tú siempre! ¿entiendes?

– ¡Insisto Doctor, insisto, vamos, pues solo faltaba eso! ¿sab? ¡¡¡jolín!!! ¡encima de todo lo que está haciendo usted por mí, deje, deje, por favor, se lo ruego!

– Esto, bueno venga, pues nada, lo que tú quieras, si eso te hace sentir mejor, tampoco quiero yo, en fin, bueno, pues nada, hasta el lunes entonces, Blandino…

– Adiós Doctor, ¡y gracias por todo!, ¡a mí, a mí Señorita Mari, déme la cuenta a mí por favor!...

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