LA SEGUNDA CONSULTA

– ¡¡¡Blandino, Blandino!!!

– ¡Anda, Doctor Psicólogo, qué pronto ha llegado usted, y luego dicen de mí porque llego muy pronto cuando quedo con alguien!

– Que va Blandino, es que yo siempre vengo muy pronto porque así aprovecho para repasar los historiales de mis pacientes ¿entiendes? precisamente acababa de salir a tomar el fresco, cuando de repente te he visto llegar por casualidad.

– ¡Anda, es verdad, hoy lleva carpeta! pues es que, como el otro día no llevaba nada ni apuntaba nada, pues pensé que igual llevaba algún artilugio de esos que graban o yo qué se ¿sabe lo que le digo?

– ¡Por Dios Blandino, por Dios, que va, eso solo pasa en las películas hombre!

– ¡Y yo qué se, yo qué se, si ya le digo que yo en estas cosas estoy verde del todo ¿sabe?!

– Ehhh, vamos a ver Blandino, esto es el mundo real ¿verdad? esto, vamos, que aquí no hay ni trampa ni cartón ¿entiendes?

– ¡Ya hombre Doctor, dejaré de entender, faltaría más! bueno, y, a propósito, al final ¿terminaron ya los de mantenimiento en su despacho?

– ¡Calla, calla Blandino, calla, que va, pero si resulta que se pusieron a reparar no se qué de la instalación eléctrica, y yo no sé qué es lo que hicieron, pero que un poco más y queman el despacho entero, qué desastre por Dios, qué desastre!

– Anda, pues vaya una faena ¿no? bueno pero ¿y entonces ahora, dónde pasa las consultas?

– Pues ya ves, de momento me voy turnando con los despachos de mis colegas, pero claro, como tú dices, una faena, porque he tenido que cambiar horarios, y en algunos casos no he tenido más remedio que dar hora para la tarde, que es cuando atiendo en mi consulta privada, en fin, un desastre ¿entiendes?

– Claro, claro, pero y entonces en lo referente a mí ¿qué ha pensado?

– ¡Hombre! vamos a ver, precisamente de eso quería hablarte esta mañana, a ver cómo lo podemos hacer ¡pero bueno, qué hacemos aquí fuera, vamos adentro a nuestro rinconcito que estaremos más cómodos, no te parece amigo Blandino!

– Ah bueno, sí claro, lo que usted diga Doctor, faltaría más…

– ¡Mari por favor! hoy parece que la chica esta de mejor humor que el otro día ¡ya verás!

– ¡Qué ¿otro carajillo para variar, Frederico?!

– ¡¡Pues venga con él, si tú ya sabes lo que a mí me gusta!! ¡¡eh!! ¡¡jeje!!

– Si tú lo dices.

– ¡¡Así me gusta a mí, ole esa simpatía desbocada, jeje!!

– ¿Y usted?

– ¡¡Pero hombre Mari, tutéale, que le vas ha hacer más mayor de lo que es, jeje!!

– ¡No, si a mí no!!!

– ¡¡Nada, nada Blandino, hazme caso hombre, que yo sé lo que me digo, jeje!!

– ¡No, pero si no me importa hombre, faltaría más, pues claro que me puede tutear Señorita Mari!

– ¡¿Señorita Mari? joder que fuerte, anda que, Dios los cría y ellos se juntan! ¡que educación por favor! ¡que fuerte! pues nada hombre, ya que ¡el Señorito! me ha dado su permiso para tutearle, pues venga va ¡¿qué tomas Blandino?!

– ¡¡Que no es Tomasblandino, Mari, que es solo Blandino, jeje!!

– ¡Vaya con el Frederico hombre, que ésta mañana esta graciosico, bueno qué, me dices ya lo que quieres tomar, o me doy una vuelta mientras te lo piensas!

– ¡No, no, si yo ya lo sé, yo solo quiero un café solo!

– ¡Hombre por fin!...

– ¡¡Jeje ¿has visto cómo le saco de quicio?!! bueno, ahora ya en serio, veras Blandino, la muchacha tiene un problema psicológico ¿entiendes? su padre es muy amigo mío y me ha pedido que le ayude, pero sin que se entere ella ¿entiendes? porque resulta que ella le tiene fobia a todo eso de los psicólogos, en fin, ya sabes, todavía hoy en día hay gente que piensa así ¿entiendes? pero en realidad su principal problema no es ese, si no otras fobias que como es lógico no puedo comentarte porque me lo impide el secreto profesional ¿entiendes? en fin, lo que yo estoy haciendo con ella se trata de lo que en nuestro argot denominamos como, terapia en cubierto ¿verdad? bueno, un favorcillo que le estoy haciendo a mi amigo, porque además ¡que en este caso lo estoy haciendo sin ánimo de lucro eh! hombre, es un amigo ¿entiendes?

– ¡Hombre! pues la verdad es que al principio me había quedado así como un poco confuso ¿sabe? pero vamos, que me parece muy bien lo que esta haciendo por la pobre muchacha ¿sabe? ¡faltaría más!

– ¡Bueno hombre, vamos a ver! ehhh, he estado dándole vueltas a tu caso durante toda esta semana ¿verdad? y no me cabe la menor duda ¡como ya te dije! de que el tuyo es un caso claro del Síndrome de Diezmójenes ¿entiendes?

– Hombre, pues es que, como no se lo que es eso ¿sabe? pues claro, porque yo, pues he estado preguntado así pues eso, a la gente que conozco y eso ¿sabe? pero a ninguno le suena el síndrome ese, y como también he mirado en Internet, y tampoco me sale nada de ese síndrome ¿sabe lo que le digo? pues entonces…

– ¡Hombre Blandino, pero si es que eso es normal! ya te dije que se trata de un síndrome muy raro, de uno entre un billón ¡o más! ¿entiendes? por eso para averiguar algo sobre él, tienes que irte a libros muy especializados y muy concretos ¿entiendes? y claro, si preguntas a la gente, por supuesto que nadie va a saber nada de él, date cuenta de que incluso la mayoría de los psicólogos desconocen el síndrome éste ¿entiendes?

– Ah bueno, sí claro, por supuesto, pero entonces, dígame Doctor ¡¿de qué se trata el síndrome éste?!

– Hombre Blandino, esto, vamos a ver, ehhh, a ver cómo podría explicarte esto yo para que lo entendieras, esto, mira, es que claro, si me lío con tecnicismos, pues no vas a entender nada claro esta, todo esto siempre resulta complejo de entender si uno no es un profesional de la psicología ¿entiendes? ya sabes ¡para ser médico hay que estudiar! pero en fin, que básicamente se trata, ehhh, sobre el querer y el no poder del subconsciente ¿entiendes?

– ¡Ah! hombre pues, así de momento, no mucho la verdad ¿sabe? pero que no se preocupe, porque yo confío en usted ¿sabe? mucha gente me ha hablado muy bien de usted, y, ya le digo ¿sabe? faltaría más, y además pues, que al menos, pues, que ya es algo en lo que poder pensar ¿sabe lo que le digo?

– ¡Si hombre Blandino, por Dios, dejaré de saberlo! es perfectamente normal que a estas alturas estés confuso ¿entiendes? ten en cuenta que los problemas de la cabeza son precisamente los más difíciles de entender, pero en fin amigo Blandino, vayamos al grano ¡¡como diría una gallina ¿verdad? jeje!! dime Blandino, háblame de tu infancia, qué recuerdas, ehhh así, a grandes rasgos.

– Ah bueno, pues, de mi infancia, pues, yo qué sé, normal, yo la recuerdo normal ¿sabe? no sé vamos, es que, no sé qué decirle ¿sabe lo que le digo?

– ¡A ver Blandino, que no es tan difícil ¿verdad?! vamos a ver, empecemos por el principio, esto, por ejemplo, ehhh ¡tus padres! ¡eso! ¡tus padres!, háblame de ellos.

– ¡Ah bueno, ya! bueno, pues es que mis padres ya murieron ¿sabe? los pobres murieron de infarto los dos hace unos años, bueno, que no es que murieran los dos a la vez ¿sabe? primero uno y después otro ¿sabe lo que le digo? algo inesperado en los dos casos ¿sabe? pero vamos, que conmigo se portaron siempre muy bien ¿sabe lo que le digo? yo desde luego tengo un recuerdo muy bueno de los dos, y, bueno pues, no se, mi padre por ejemplo, pues era alto y delgado, vamos, más alto que yo ¿sabe? y, bueno, mi madre era baja y regordeta ¿sabe lo que le digo?

– ¡Hombre, perfecto Blandino, perfecto! ves como no era tan difícil, ya vas aportando datos, esto, pues venga Blandino, vamos a intentarlo de nuevo con el tema de tu infancia, háblame de ella, ehhh en fin, ya sabes, cómo fue ¿entiendes? vamos a ver, ehhh cómo recuerdas aquellos primeros años de tu vida, ehhh felices, divertidos, tristes, aburridos, miedos, en fin ¿entiendes?

– Hombre pues, bueno, de mi infancia, así, lo que más recuerdo es, pues, ¡ah si, las fiestas, eso las fiestas! ¿sabe? ¡y los amigos si, y los amigos también! ¡eso, eso, las fiestas y los amigos, muchos amigos! mis padres preparaban muchas fiestas en casa y siempre iban muchos amigos y amigas y lo pasábamos muy bien ¿sabe? las tartas, las piñatas, confetis, pitos, regalos, bueno, bueno, unas fiestas impresionantes ¿sabe lo que le digo? es verdad, qué curioso, ya no me acordaba de eso, claro, claro, menudas fiestas, estaban Pepito, Juanito, Martita, bueno, bueno, nos lo pasábamos que no vea ¡buáh! ya le digo.

– ¡Perfecto Blandino, perfecto! ehhh esto, vamos a ver, y entonces ¿qué es? ¿que hacían fiestas para tu cumpleaños y cosas así?

– No, no, que va, bueno si, para mi cumpleaños también, pero que quiero decir, que hacían fiestas todos los fines de semana ¿sabe? en mi casa, los sábados ¡eso, eso, casi siempre los sábados! ¿sabe lo que le digo?

– ¡Perfecto Blandino, perfecto! esto, pero vamos a ver amigo Blandino, el motivo de tanta fiesta ¿por qué era, eh? ¿qué pasa, que tú le pedías a tus padres que te hiciesen fiestas a cada dos por tres, era cosa de ellos, o qué? hombre porque, en fin, vamos a ver, comprenderás que eso no es muy normal ¿verdad?

– Hombre pues ¡bueno, ahora que lo dice! pues no sé, porque como siempre ha sido así desde que yo recuerdo ¿sabe lo que le digo? y entonces, pues nunca se me había ocurrido pensar si era normal o no ¿sabe?

– ¡Entiendo Blandino, entiendo! pero ¡¿ý el motivo Blandino, cuál era el motivo de tanta fiesta?! olvídate ahora de si era normal o no Blandino ¡el motivo! ¿entiendes? ¡me interesa el motivo!

– Bueno pues, si es que el motivo, yo qué sé, pues que yo recuerde, no es que tuviera que haber ningún motivo la verdad ¿sabe lo que le digo? y bueno pues, ahora que lo dice usted, yo no recuerdo que las fiestas se celebrasen por motivos especiales ¿sabe lo que le digo? es que, simplemente mis padres hacían fiestas, no sé, supongo que les gustaría a ellos ¿sabe? porque a ellos también se les veía muy contentos siempre ¿sabe? organizándolo todo, y mi madre haciendo las tartas, y con los regalos y todo eso ¿sabe? bueno, algunas veces pues claro, pues coincidía con algún cumpleaños de alguno y eso ¿sabe? pero otras veces pues, pues no era el cumpleaños de ninguno de mis amigos ni nada de eso ¿sabe lo que le digo?

– ¡Pero vamos a ver Blandino ¿me estás diciendo que tus padres hacían fiestas en tu casa, para celebrar los cumpleaños de tus amigos?!

– Bueno pues, para celebrar cualquier cosa ¿sabe? yo creo que en realidad eso era lo de menos ¿sabe lo que le digo? ahora que lo pienso, yo creo que es que a mis padres les gustaba mucho eso de vernos a todos en la casa pasándonoslo bien y todo eso ¿sabe? no sé, a mí me parece que ellos disfrutaban viendo lo bien que nos lo pasábamos ¿sabe lo que le digo?

– ¡Hombre, pero es que todos los fines de semana! esto, no sé no sé, ehhh pero entonces vamos a ver Blandino, esto ¿cuándo salías con los amigos? ¿los domingos, por ejemplo?

– No Doctor, los domingos no, ¡buáh, que va! los domingos me quedaba en casa con mis padres para descansar y estudiar ¡hombre, tampoco era cuestión de estar de fiesta todos los días ¿sabe lo que le digo?! no, no que va, mis padres me han dado siempre una buena educación ¿sabe lo que le digo? los domingos y los días de colegio había que descansar y estudiar, eso me lo han inculcado mis padres desde muy pequeñito ¿sabe? bueno, yo creo que es lo que debe de ser vamos ¿sabe lo que le digo?

– Esto ¡vamos a ver Blandino! ehhh, no pongo en duda que tus padres te hayan dado una buena educación ¿entiendes? pero que salgas con los amigos, no tiene por qué ser nada malo ¿verdad? ¡hombre! siempre que no os dediquéis a hacer el gamberro ni nada de eso ¿entiendes?

– Hombre, ya lo sé Doctor, pero quiero decirle que, bueno, es que en realidad, pues no sé ¿sabe? pero que, ¡hombre! luego ya de más mayor, pues si claro, ¡buáh! menudas fiestas nos hacíamos luego ya de más mayor, ¡eso, eso! ¿sabe? ¡buáh! ¡menudas fiestas!

– ¡Más fiestas Blandino!

– Hombre pues, bueno, pero es que luego ya, las fiestas las hacíamos en el bajo de la casa ¿sabe? y bueno claro, entonces ya, mis padres no estaban con nosotros y eso ¿sabe lo que le digo?

– ¡Hombre Blandino, dejaré de saber! esto, vamos a ver, ten en cuenta que, aunque yo soy Doctor, bueno, y algo más joven que tú ¿verdad? pues, en fin, que también soy hombre y he pasado por ésa etapa ¿entiendes? ¡jeje!

– Hombre Doctor por supuesto, ya me lo imagino, aunque supongo que usted con eso de la carrera y eso, pues vamos, quiero decir, que habrá tenido que estudiar mucho, claro, y tampoco habrá tenido mucho tiempo para salir y eso ¿sabe lo que le digo?

– ¡Hay Blandino, jeje, si tú supieras!

– Y, si me lo permite Doctor ¿qué edad tiene usted? porque la verdad es que ahora que lo dice ¿sabe? parece usted muy joven para tener ya tanto prestigio como profesional de la psicología la verdad ¿sabe lo que le digo? aunque bueno, si quiere que le diga, me da la impresión de que en realidad, lo que pasa es que se ve que se conserva muy bien ¿sabe? claro, como es médico, pues se sabrá todos los trucos para conservarse bien y todo eso ¿sabe lo que le digo?

– ¡Jeje! hombre Blandino, vamos a ver, en realidad tampoco soy tan joven eh, que ya tengo los treinta y cinco ¿verdad? lo que pasa es que como tú bien dices, me conservo bastante bien, eso es verdad ¿entiendes? a ver, tú ¿cuántos me echabas? bastantes menos ¿verdad?

– ¡Treinta y cinco años! ¡buáh! qué va, pero si yo no le echaba más de veintitantos ¿sabe? veinticinco o veintiséis como mucho ¿sabe lo que le digo?

– ¡Jeje, por supuesto hombre, tranquilo! vamos a ver, siempre me pasa lo mismo ¿entiendes? estoy ya acostumbrado a que me echen menos años de los que tengo ¿verdad? eso es algo que a estas altura lo tengo bien asumido ¿entiendes? ehhh, hombre veras, vamos a ver, yo siempre he sido el primero de la clase ¿verdad? como se suele decir ¿entiendes? y por otra parte pues, si que tienes razón, la verdad es que me cuido bastante bien, ya sabes, un poco de golf, un poco de tenis, viajes, en fin, ejercicio sobre todo ¿entiendes? bueno, y también algo de crema ¡jeje! por qué no reconocerlo ¿verdad? ¡a ver Blandino, que hoy en día los hombres, también nos podemos cuidar un poquito y no pasa nada ¿entiendes?!

– ¡¡¡Frederico!!!

– ¡¡¡¿Qué pasa Mari?!!!

– ¡¡¡Es que no has visto la hora que es!!!

– ¡Madre mía, las nueve y diez Blandino, me tengo que ir corriendo a la siguiente consulta!

– ¡Pero entonces Doctor ¿dónde pasamos la consulta el lunes que viene?!

– ¡Ah sí, es verdad, que despiste, que al final no hemos hablado de eso! esto…, vamos a ver ehhh, mira Blandino, no si, es simplemente que quería decirte, que de momento seguimos quedando aquí porque he comprobado que en tu caso es lo mejor ¿entiendes? ehhh y bueno pues ya más adelante si eso pues, ya iremos viendo sobre la marcha ¿entiendes? ¡si te parece vamos!

– ¡Ah sí, por supuesto Doctor, lo que usted diga, faltaría más! ¡hombre, solo faltaba que después de todo el esfuerzo que está poniendo usted en mi caso, fuese yo ahora a ponerle pegas, que va, que va! usted por eso no se preocupe, que el lunes a las ocho me tiene usted aquí ¡bueno! estaré antes por supuesto, ya me conoce ¿sabe lo que le digo?

– ¡Perfecto Blandino, perfecto, pues me voy corriendo que a mí tampoco me gusta que me esperen ¿entiendes?

– Por supuesto Doctor, por supuesto, hasta el lunes Doctor.

– Perfecto Blandino, pues hasta el lunes…

– ¡Señorita Mari por favor, la cuenta!

– Enseguida ¡Señorito Blandino!...

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