LA PRIMERA CONSULTA

Buenos días ¿es usted el Doctor Psicólogo?

– ¿Doctor Psicólogo dice?

– Sí bueno, pregunto por él porque me manda mi médico de cabecera, el Doctor D. Justo de Sisto Ligero.

– ¿El Doctor de Sisto Ligero? ¡ah, si claro, si hombre, el Doctor de Sisto, claro, claro, por supuesto, pase, pase! ¿y se llama usted?

– Ah sí, con permiso, yo soy Blandino, Blandino Ruega Casquete, bueno verá, es que resulta que el otro día pues, fui a la consulta del Doctor de Sisto Ligero porque me notaba así como un poco mareado ¿sabe? y bueno pues, después de contarle un poco así lo que me pasaba y eso ¿sabe? vamos, lo normal, como siempre que le visito, bueno, es que resulta que el Doctor de Sisto Ligero es mi médico de cabecera desde hace ya tiempo ¿sabe? en fin pues, que me dijo que sería conveniente pedir cita con usted porque según él, éstos mareos son cosa de los nervios ¿sabe? pero que la verdad es que yo no creo que tenga nada que ver con los nervios ¡como ya le he dicho yo a él! yo creo más bien que esto debe de ser cosa de los oídos, porque cuando hice la mili ¿sabe? pues, me quitaron un tapón con agua y una jeringuilla ¿sabe? y desde entonces me noto yo que el oído éste, pues, que no lo tengo muy bien y eso ¿sabe lo que le digo?

– Sí claro por supuesto, y ¿a qué hora le dieron la cita conmigo?

– A las ocho, los lunes a las ocho, bueno, ya sé que no es la hora todavía, pero es que siempre me gusta llegar pronto a las citas ¿sabe? pero vamos, que yo espero fuera si quiere eh, que por mi no se preocupe.

– ¡No por Dios, que va, si no es eso! ehhh, lo único que pasa es, que éste despacho a ésta hora no lo vamos a poder utilizar de momento, ehhh, porque tienen que trabajar en él los de mantenimiento.

– Entonces ¿me tendrá que cambiar la hora?

– Ehhh, vamos a ver qué se puede hacer, esto, bueno pues, como lo que tienen que hacer aquí los de mantenimiento va ha ser cosa de uno o dos días nada más, yo creo que tampoco interesa andar con cambios de horarios, si usted quiere y para aprovechar el tiempo ya que está aquí, podemos tomar un primer contacto tomando un café, si a usted le parece bien, cosa que por otra parte suelo hacer de normal con más de un paciente, en fin, ya sabe eso de que cada maestrillo tiene su librillo, y en mi caso me gusta que la relación médico paciente sea lo más natural posible.

– ¡Hombre Doctor, faltaría más! lo que usted diga, cualquier cosa que esté en mi mano no tiene más que decirlo, vamos, que por mí, como si quiere pasar la consulta en el pasillo ¿sabe? si yo no tengo secretos, y además ya le digo, en cuanto que hable un poco conmigo se dará cuenta de que el problemilla éste de los mareos no tiene nada que ver con la cosa ésta de los nervios, ¡entiéndame! sin menospreciar al Doctor de Sisto Ligero ¿sabe?

– Hombre, tampoco es cuestión de quedarnos en el pasillo, pero en la cafetería que hay aquí mismo en frente, al otro lado de la calle, allí podemos estar tranquilos y así irnos conociendo un poco ¡que al fin y al cabo es de lo que se trata ¿verdad?!

– ¡Ah, pues sí claro, estupendo! un cafetito a ésta hora viene de maravilla…

– Le parece bien aquí.

– ¡Ah si, por mí estupendo, éste rinconcito está muy bien, parece que me ha leído el pensamiento, porque yo siempre voy buscando los rinconcitos cuando voy a una cafetería a tomar algo ¿sabe?!

– ¡Mari por favor!

– ¡Buenos días Frederico, dime ¿qué os pongo?!

– Para mí un carajillo como siempre ¿y usted Señor Ruega?

– Bueno, yo voy a tomar un café solo ¿sabe?

– Muy bien, enseguida os lo pongo chicos.

– ¡Creía que se llamaba usted Valiente!

– ¿Valiente? ehhh, ¡ahhh, sí claro hombre, Valiente, ya hombre ya! esto, vamos a ver, es que Valiente es mi primer nombre, y el que utilizo profesionalmente ¿verdad? pero fuera del trabajo todos me llaman por el segundo, que es Frederico ¿entiende? esto, en el trabajo siempre tendemos a abreviar en lo posible los nombres y apellidos, ehhh ¡para no hacer demasiado grande la placa! ¿entiende? ¡jeje!

– ¡Ah, si claro! entonces, se llama usted, Valiente Federico Soporta callado.

– ¡No, Federico no, Frederico ¿entiende? Frederico!

– Ah si, si claro, por supuesto, perdone.

– ¡Por Dios, por Dios, no pasa nada hombre, un error lo tiene cualquiera! ehhh ¿Fuma usted, Blandino? ¡bueno, si me permite tutearle claro!

– ¡Hombre por supuesto, faltaría más! de hecho lo prefiero ¿sabe? me siento más cómodo si me llama por mi nombre, todo el mundo me conoce por Blandino ¿sabe? ya sé que es un nombre raro, pero como ya estoy acostumbrado ¿sabe lo que le digo? así es que entonces, cuando me llaman por Ruega o por Casquete pues, que me suena raro ¿sabe?

– Perfecto, ehhh, pero ¿fuma o no fuma?

– Ah, no gracias, no he fumado nunca.

– ¿Le importa si yo!!!?

– No, no, que va, ni mucho menos, por mí no se preocupe que a mí no me molesta el humo que va, si yo estoy acostumbrado de siempre a estar con gente que fuma ¿sabe? ¡buenooo, si usted supiera!

– ¡Hombre, vamos a ver! ya sabes, algún vicio hay que tener, ehhh ¡pero bueno, mejor hablemos de ti que es de lo que se trata ¿verdad?! esto, el Doctor Justo me ha comentado tu caso, y, personalmente, estoy muy interesado ¿entiendes?

– ¡¿Ah sí? anda, pues esto si que no me lo esperaba yo ¿sabe?! pero, y entonces ¿eso quiere decir, que usted también cree que estos mareos son cosa de los nervios?

– Bueno, en fin, vamos a ver, de momento lo único que te puedo asegurar es, que no es de los oídos ¿entiendes? conozco personalmente al Doctor Justo y me consta que es un gran profesional ¿verdad? por lo que su diagnostico me ofrece total garantía.

– ¡Anda! pero entonces, si es de los nervios ¿qué pasa, que estoy loco o qué?

– ¡No hombre no, por Dios, que va, cómo te se ocurre pensar algo así! vamos a ver, que alguien visite al psicólogo o al psiquiatra no significa que esté loco ¿entiendes? ni mucho menos, eso es lo que antes se pensaba la mayoría de la gente ¿verdad? pero hoy en día es de lo más normal, que va hombre, que va, ni te se pase por la cabeza ¿entiendes?

– ¡Vaya hombre! no se, pero y entonces ¿qué se supone que tengo que hacer yo?

– ¡Nada hombre nada, no tienes que hacer nada! esto, bueno, a ver, quiero decir, que lo único que tienes que hacer de momento es simplemente contestar a mis preguntas y ya está ¿entiendes? esto, vamos a ver, de algunas de las preguntas que te voy ha hacer, como por ejemplo si estás casado o si tienes hijos, ya conozco las respuestas ¿verdad? como es lógico, porque Justo me ha puesto al día como ya te dije, pero de todas formas te las tengo que hacer, ehhh, porque necesito estudiar tu expresión al contestarlas ¿entiendes?

– Bueno, no sé, yo de esto no entiendo nada ¿sabe? así que por mi, lo que usted diga pues está bien ¿sabe lo que le digo?

– ¡Si hombre si, perfecto! ehhh, pues en ese caso, vamos allá y, dime Blandino ¿Cuántos años tienes?

– Hombre pues, yo tengo cincuenta años ¿sabe? bueno, cincuenta, pero que ya voy a por los cincuenta y uno como quien dice ¿sabe? porque los cumplo en abril.

– Entiendo, ¿y tu estado civil?

– Hombre, yo es que me casé muy joven ¿sabe? en fin, ya sabe, circunstancias de la vida, pero que actualmente no vivo con mi esposa, bueno, que no es que viva solo, lo que pasa es que!!!

– Entiendo Blandino, entiendo, no te preocupes, ehhh, vamos a ver, habrá tiempo para analizar todos esos detalles, pero de momento es mejor que contestes de la manera más escueta posible ¿entiendes?

– Si, si, claro Doctor Psicólogo, no se preocupe, es que, como no estoy acostumbrado a éstas cosas, pues!!!

– ¡Nada, nada hombre, si es normal, no te preocupes por Dios! y dime Blandino ¿tienes hijos?

– Hombre, hijos, así, entre los míos y el reconocido, pues tengo ocho ¡bueno, y otro que viene de camino! ¿sabe? pero!!!

– Escueto Blandino, escueto, esto, vamos a ver, entiende que debemos de ir poco a poco, no podemos pretender solucionar tu problema en una sesión como tú comprenderás ¿entiendes? con estas cosas no se debe de tener prisa, además, que ya sabes que las prisas no son buenas para nada ¿verdad?

– Vuestros cafetitos chicos.

– Perfecto Mari, así da gusto ¿verdad Blandino? bueno Mari, mira, éste es Blandino.

– Ah, pues muy bien, queréis algo más.

– Bueno, bueno, pero qué seriota que estas ésta mañana Mari, nada, nada, nos lo has puesto todo perfecto ¿verdad Blandino? ¡jeje!

– Ehhh…

– Pues nada chicos, me voy a seguir con lo mío.

– ¡Ésta Mari! ¡hay, que muchacha! en fin Blandino, y dime, en relación a esos mareos ¿Cuándo comenzaste a sentirlos?

– Bueno pues, si en realidad tampoco es que sean mareos así muy fuertes ¿sabe? es más bien como una sensación de mareo o algo así ¿sabe lo que le digo? es que en realidad no se muy bien como explicarlo, es algo muy raro!!!

– ¿Pero cuándo Blandino, cuándo, cuándo comenzaste a sentirlos?

– ¡Ah! pues nada, es que exactamente no lo sé, pero, hace un mes más o menos ¿sabe? de esto que vas conduciendo y te notas raro pero no sabes por qué ¿sabe? y así cada vez más, hasta que decidí contárselo al Doctor de Sisto Ligero ¿sabe lo que le digo?

– ¡Hombre Blandino por Dios, dejaré de saberlo! verás, sin duda se trata el tuyo, de un caso de, El Síndrome de Diezmójenes, un caso raro sí, de uno entre un billón, pero has tenido suerte porque yo lo conozco perfectamente, vamos, que es mi especialidad como quien dice ¿entiendes? así que no te preocupes, porque en unas cuantas sesiones te dejo como nuevo ¡te lo digo yo!

– ¡Hombre Doctor Psicólogo! pues la verdad es que me deja usted más tranquilo, porque al decirme que era cosa de los nervios, ya pensaba yo que estaba como una cabra y que me iban a tener que internar en un manicomio de esos ¿sabe?

– Bueno, bueno Blandino, vamos a ver, de los nervios es, pero de manicomio, nada de nada ¡¡¡ay va, las nueve y cinco, y he quedado con un colega a las nueve en su consulta!!! me tengo que ir Blandino, esto, mira, para no fallar, quedamos el lunes que viene a las ocho aquí mismo ¿vale? no vaya a ser que los de mantenimiento no hayan terminado todavía ¿te parece bien?

– ¡Ah, sí claro, no se preocupe! el lunes a las ocho estaré aquí como un clavo, hasta luego Doctor.

– ¡Perfecto Blandino, hasta el lunes!...

– ¡Señorita por favor, la cuenta!...

No hay comentarios:

Publicar un comentario